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Flamengo, Palmeiras, Botafogo y Fluminense, todos recientes campeones de la Copa Libertadores, avanzaron a los octavos de final. Todos ofrecieron pelea a los poderosos clubes europeos, haciendo vibrar a millones de hinchas en el país.
Hay una renovada esperanza para los torcedores brasileños después de años de fracasos contra equipos europeos en las competiciones de la FIFA.
Flamengo y Palmeiras encabezaron sus grupos: Flamengo sorprendió 3-1 a Chelsea para ser el primer equipo en clasificarse a la ronda de eliminación directa. Botafogo, que sorprendió al flamante campeón europeo Paris Saint-Germain, y Fluminense se clasificaron como segundos.
Botafogo y Palmeiras se enfrentarán el sábado, un partido que garantiza al menos la presencia de un club brasileño en los cuartos de final. Flamengo se medirá el domingo contra el Bayern Múnich y Fluminense chocará el lunes con el Inter de Milán.

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Corinthians fue el último club brasileño en conquistar el título mundial de clubes, venciendo a Chelsea en 2012. Ese formato de torneo era mucho más pequeño que la actual competición de 32 equipos que reúne a equipos de cinco continentes.
Botafogo, reinante campeón de la Libertadores, produjo la mayor sorpresa de la fase de grupos cuando venció al PSG. Antes de ese encuentro, los torcedores brasileños y los expertos en fútbol esperaban que el club francés arrasara con el equipo carioca, sumido en altibajos este año.
Dos factores han ayudado a los clubes brasileños: están en el punto medio de su temporada —mientras que los europeos están al final de una extenuante campaña— y están familiarizados con el tipo de calor que ha cubierto el torneo.
Los equipos brasileños son tan competitivos en Sudamérica que han ganado las últimas seis ediciones de la Copa Libertadores, incluidas cinco finales totalmente brasileñas. Su superioridad regional también se puede ver en este Mundial de Clubes, ya que sus dos rivales argentinos en el torneo, Boca Juniors y River Plate, no lograron sobrevivir la fase de grupos.
La liga brasileña atrae a jóvenes futbolistas de toda la región antes de que se muden a otros países por dinero y más prestigio. Pero algunos eligen quedarse y crecer en una liga competitiva fuera de Europa, una que cuenta hasta seis serios contendientes por el título cada año.