noviembre 10, 2025
Fran1

(Fotos: Isis Eridane Cortés Sauza)

Por Adolfo Cortés V.

La versión de Frankenstein del tapatío Guillermo del Toro simplemente es genial. No dejó nada al azar. Es una película que cautiva desde el inicio hasta el final. Todo está muy bien cuidado desde el vestuario, fotografía, música, efectos especiales, los actores, pero lo que la hace diferente es cómo Guillermo cuenta una historia tan conocida.

La obra de Mary Shelley es retomada y la enriquece con su propia visión y crítica tan válida en nuestros días donde lo material y lo tecnológico nos domina. La vida y su belleza es más simple de lo que queremos y quizás lo que se necesita para mejorar la relación padre-hijo es un abrazo, un beso, un perdón después de reconocer nuestros errores y escuchar un “te quiero”.

La paradoja al final es cruda, pero muy cierta. Los monstruos somos nosotros con nuestro narcisismo y materialismo. Todos tenemos algo del doctor Víctor y de Frankenstein, pero debemos cambiar nuestra forma de ver y disfrutar la vida porque nuestra longevidad es corta.

No sé cuántos premios ganará Guillermo porque pensar eso sería reducirse justo al aspecto material exclusivamente. Creo que, desde el Laberinto del Fauno hasta Frankenstein, Guillermo, ha madurado en su obra y está última creación es excelsa. Su mundo de monstruos ha evolucionado hasta sentir empatía y cariño por estos personajes que horrorizan una sociedad injusta y cruel en muchos sentidos.