noviembre 21, 2024
Alejandro Morales

(Foto: @LAuTrEK)

Por Adolfo Cortés Villanueva

El futbol americano nacional está de luto debido que falleció uno de sus grandes impulsores como era Alejandro “El Canario” Morales Troncoso, quien cumplió un ciclo como jugador, entrenador, dirigente, pero sobre todo promotor incansable de este deporte.

Una llamada a las 6:55 de la mañana de José Guzmán Vera, ex pateador de las Águilas Blancas, me dejo más helado que el frío que se sentía a esa hora.

“Falleció El Canario”, me dijo con voz entrecortada y la noticia cambió mi rutina.

¿Quién es Alejandro Morales?, se preguntarán los jóvenes jugadores de hoy en día.

Vale la pena recordar que era un niño que jugaba tocho con sus amigos que se juntaban luego de salir de la escuela en el parque de la Ciudadela, a un lado del metro Balderas. El deporte de las tacleadas vivía su época de oro y los pequeños soñaban con jugar con los Burros Blancos del Politécnico Nacional o los Pumas Dorados de la Universidad.

Asistir al Clásico de la Liga Mayor en 1952, en la inauguración del estadio Olímpico, es un recuerdo que se le quedó grabado para toda la vida y definió sus prioridades. El quería jugar con los Pumas y con una inquebrantable disciplina llegó al campo de entrenamiento de los universitarios.

Ahí, el entrenador RobertoEl TapatíoMéndez vio que su estatura estaba en su contra, pero lo suplía con una excelente técnica, rapidez y amor a los colores azul y oro. Llegó como fullback procedente de los Escorpiones Rojos de la Facultad de Ingeniería donde hizo una amistad que perduró a través de los años con Carlos Slim.

Con una gran visión, “El Tapatío” lo cambia de posición y lo convierte en guardia. Una apuesta arriesgada, pero tomando en cuenta su explosividad y rudeza funciona porque les ganaba la salida y el golpe a adversarios más grandes y fuertes.

Fue guardia ofensivo de sus queridos Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, de 1960 a 1964, y en su última temporada es llamado al equipo ideal de la Liga Mayor. Como entrenador dirigió al equipo juvenil de Aztlán, a la Prepa 5, a los Monjes de la Prepa 3 y de 1979 a 1981 fue head coach de los Felinos,

Como escritor fue autor de diferentes libros incluyendo el imperdible “100 Años del Futbol Americano en México”, “Miembros del Salón de la Fama”, “Destellos de una Leyenda”, “60 años de Esfuerzos y Triunfos”, “Pumas de corazón, Guerreros por convicción”, Huelum Politécnico Gloria” y “Cóndores, hombres de respeto”, entre otros. y como periodista creó la revista Deporte Gráfico con más de medio siglo de existencia y fue columnistas de importantes diarios nacionales como El Esto, El Universal o Excélsior.

Su visión le permitió crear el Salón de la Fama del futbol americano nacional que después de tener diferentes sedes encontró en el campo de los Búfalos de Toluca su casa definitiva gracias a la generosidad de los hermanos Sergio y Fernando Baz

Convencido que el futbol americano es un “crisol de triunfadores” siempre luchó por promover a las grandes figuras egresadas de los emparrillados nacionales y cuando Joe Horrigan, era presidente del Salón de la Fama de la NFL, llevó una placa de bronce con los nombres de los mejores jugadores y entrenadores del siglo pasado a Cantón, Ohio.

Tampoco se olvidó de los jóvenes y por más de dos décadas entregó anualmente los “Cascos de Oro” para premiar a lo mejor de la Liga Mayor de nuestro país.

Como ser humano, “El Canario” fue también un excelente padre de familia, esposo y abuelo. Un excelente amigo cuyo legado seguirá vigente en la memoria y corazón de todos quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo. Le sobreviven su esposa Mayita y sus hijos Alejandra y Armando.

En su adiós se reunieron grandes figuras del emparrillado, pero en esta ocasión no hubo colores ni instituciones de por medio simplemente un último tributo al guerrero feroz que siempre fue Alejandro Morales Troncoso y en su memoria todos los presentes en el velatorio entonaron un sonoro Goya de despedida.