octubre 22, 2024
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Por: Raúl Varela Curiel

En aras de encaminarnos hacia la senda del desarrollo, es menester que México transite de una economía basada en el trabajo manual hacia una economía basada en el trabajo mental e intelectual, dónde la gente se gane la vida con la cabeza y el intelecto más que con su fuerza física, apoyados en el conocimiento y en los intangibles, innovando en todos los rubros para poder generar beneficios tanto económicos como sociales.

Para cumplimentar dicho propósito será requisito sine qua non el resquebrajar los obsoletos modelos organizacionales basados en modelos jerárquicos, especialización en funciones, repetición, etc. Desterremos la absurda idea de que el crecimiento económico solo es derivado de la producción en masa, con tecnologías más o menos sofisticadas.

Ese no es el único modelo capaz de generar riqueza, a través del empleo. Los modelos del futuro tratan de trabajar con la capacidad de resolver problemas, la interacción como una novedosa forma de entender el trabajo relacionando los valores, vinculados con la capacidad de idear y la de interactuar, donde es la capacidad de lo intangible lo que cuenta, el conocimiento aplicado, los valores y las emociones lo que dan sentido a lo que se hace.

Este concepto, representa a un modelo que surge como contraposición a la manufactura que se asocia a trabajo físico, repetitivo, donde el resultado final se obtiene por muchas interacciones.

El cambio del modelo productivo, es, además, apremiante tratándose de creación de fuentes de empleo, pues en la actividad productiva todos los grandes entes económicos están reduciendo sus puestos de trabajo derivado de la automatización de sus actividades. Tenemos que comenzar a pensar en actividades creadoras de puestos de trabajo no automatizables, incorporando nuevos conocimientos para hacer productos de más valor.

Las personas no fuimos creadas para mover piezas de manera continua monótona y repetitiva, sino para pensar e interactuar con personas, para crear, para innovar.

Mentefactura quiere representar una forma de entender el trabajo relacionada con esos dos valores, la capacidad de idear y la de interactuar.  El modelo educativo, tal y como se encuentra hoy en día poco o nada estimula la creatividad e innovación, entendidas como esas fórmulas concretas necesarias para erigir nuevas empresas y generar riqueza.

Mentefactura como ese renacer del conocimiento,  y  de la creación de valor, la técnica al servicio de la humanidad que permitirá una nueva forma de riqueza material y espiritual para que la persona alcance su fin último.